sábado, 24 de diciembre de 2016

VUELVE, VUELVE A CASA POR NAVIDAD...


¡Feliz Nochebuena tengan ustedes!, dice el politólogo en el bar del barrio.
¡Igualmente digo!, contesta la hermana del informático.
Cuidado con la cena familiar de esta noche, tengamos prudencia y no caigamos en discusiones vanas y desacato, advierte el marido de la fiscal del barrio, que hoy está en casa, resfriada.
Brindaremos con cava catalán, ¿no?, pregunta la sobrina de la peluquera.
Toda prevención es poca: algunos espías anuncian que el cava catalán contiene burbujas que se independizan y salen volando de la copa, y te quedas sin cava antes del brindis, bromea la hija de la bibliotecaria.
En mi familia no celebramos la Nochebuena, sino el día de Navidad y de Sant Esteve, con un buen caldo, pavo o pollo relleno, canelones, turrón, neules (barquillos) y cava de Sant Sadurní, explica la librera del barrio.
Si quieren hacer una buena digestión nocturna, les recomiendo comer y beber con mesura y no hablar del Pacto Nacional por el Referéndum propuesto ayer, indica la vidente.
¡Ni referéndums ni consultas, y resistencia al cava!, ¡todos con pavo relleno, champán francés o aragonés y a la Misa del Gallo!, exclama la cuñada del dentista.
La “resistencia al cava” se parece a lo que el Papa Francisco denomina “resistencia malévola” en el Vaticano contra las reformas que él impulsa. Pero en este caso podríamos hablar de “resistencia malévola” al cava, comenta el poeta romántico.
¡Será por la “mala uva”!, ironiza el marido de la fiscal del barrio.
Pero, señoras y señores, ¿en qué Navidad viven?, pregunta la nieta del anarquista.
¿Y no se celebra también la Misa de la Gallina?, pregunta el humorista, entre risas y abucheos.

Señoras y señores, ¡brindemos con lo que sea, y salud!, exclama la dueña del bar descorchando una botella de “Codorníu”.










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