domingo, 5 de mayo de 2013

DVD Ediciones Firmas invitadas


SANGRE EN EL ESCAPARATE DE LA PELUQUERÍA

Se paró a mirar el escaparate de aquella peluquería, donde había un anuncio de trabajo que decía:

"Se necesitan chicas guapas para corte de pelo y sesión fotográfica".

Decidida, entró y preguntó por el trabajo. La atendió en seguida una de las peluqueras y le dijo que lo sentían, que para el trabajo necesitaban otro tipo de chica, con otro estilo, una chica algo más rubia, y además se trataba de un trabajo duro, por lo que era mejor algo de experiencia profesional, añadió la peluquera. Eso mismo, contestó ella, es perfecto para mí, ése es el trabajo que ando buscando. Ahora se acercó otra de las peluqueras y le comentaron que no querían ofenderla, pero consideraban que ella no era la persona más adecuada para ese trabajo, que no daba el tipo, que era otra la apariencia que necesitaban para el corte de cabello a la moda y la posterior sesión de fotos. Ella insistió en que era la persona más idónea para ese corte de pelo y posado fotográfico, sólo había que mirarla, fíjense, fíjense –les decía dando un giro con los pies como si fuera una modelo-. Siempre le habían dicho en su casa que era una chica seductora, deseada por el ojo de la cámara, y que un día, no, por favor, déjenme hablar, que un día llegaría a ser una buena modelo, teniendo en cuenta además que, con la ayuda de una buena agencia o un buen representante, destacaría muy pronto en el mundo de la alta costura o del diseño más moderno. Es verdad que hubiera preferido empezar de otro modo, siguió diciendo, pero estaba dispuesta a sacrificarse y empezar allí mismo, en la peluquería, sirviendo como modelo para un corte de pelo moderno, un peinado moderno y una sesión fotográfica moderna. Repitió tres veces la palabra “moderno” para que no hubiera la menor duda sobre su experiencia de lo moderno.

Durante quince minutos más siguieron los argumentos de la aspirante, así como las excusas por parte de las dos peluqueras que la atendían, visiblemente alteradas ya. Al final, hubo de salir la encargada de la peluquería y le dijo que lo había oído todo desde su despacho, y volvían a repetirle que necesitaban a una chica de otro tipo, guapa, guapa de verdad, y no a una chica como ella, con esa nariz pequeña pero desproporcionada, chata casi, y esos labios pintados pero inexistentes, como hundidos dentro de la boca, por no hablar del cabello de rastrojo, mal teñido de rubio, como una peluca de vieja que se fuera a bailar a La Paloma.

La chica se quedó muda, asustada por lo que acababa de oír, se puso a llorar con las manos en la cara, desconsolada, dio media vuelta, salió a la calle, buscó algo en el bolso negro y lo hizo allí mismo: les disparó tres veces, una bala para cada una, tres balazos en los tres corazones: las dos peluqueras y la encargada se desplomaron y se desangraron en el suelo de la peluquería, entre pelos cortados y peines, en esa peluquería que sólo querían chicas guapas y rubias para un corte de pelo y una sesión fotográfica.

DVD Ediciones Firmas invitadas Albert Tugues:

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