miércoles, 20 de julio de 2011

EL ASESINATO DE LAS FLORES

Matilda Sagan, Dibujo


















Cuentan en el barrio que lo mataron las flores. Las flores marchitas, esas mismas flores que coleccionaba con verdadera pasión. También dicen por tiendas y bares que el coleccionista proclamaba su amor a las flores en dos frases: “Flores marchitas, las más bellas del día. Ramos marchitos, los más tristes de la noche.”
Iba a las floristerías y pedía siempre las flores marchitas del día, las más secas que tuvieran. Buscaba en las papeleras y por el suelo flores abandonadas, ramos marchitos de bodas. También iba a los cementerios en busca de ramos olvidados hace tiempo, o de flores mustias que ya nadie cuidaba, llenas de polvo y telarañas, con mosquitos muertos entre los pétalos. Y todo, flores, polvo, telarañas y mosquitos, todo se lo llevaba a su casa, de inmensas salas, habitaciones y corredores llenas de flores y ramos marchitos: encima de los muebles, dentro de los armarios, debajo de las camas y las sillas, ramos colgados de las paredes o flores cubriendo el suelo como una larga alfombra. Una alfombra de flores secas que siempre crujía a su paso, según explicaban algunos vecinos del piso de abajo, quejosos de no poder dormir a causa del ruido de la flores.
Con los balcones y las ventanas cerradas que no dejaban escapar el perfume de tanta flor seca, su casa olía a boda muerta, dicen, como un santuario de novios muertos.
Cuentan que precisamente fue esa falta de ventilación lo que con el tiempo acabó matándolo, asfixiado de tanto respirar de día y de noche flores llenas de polvo. Otros, más descreídos, no se creen la versión oficial de la muerte, y sospechan que el coleccionista fue asesinado por unas flores, dicen, por la irrupción de un ramo de rosas blancas y frescas que una vecina arrojó con mala intención al balcón de su casa, una vecina que luego se fue del barrio.
Lo cierto es que fueron encontradas una rosas blancas y frescas al lado de su cadáver, en una casa en que sólo habían entrado flores marchitas a lo largo de los años.

El suplente del cronista

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