viernes, 22 de abril de 2011

PASIÓN Y MUERTE DE UN VECINO EN SEMANA SANTA

Orson Welles, El proceso











Dicen que después de unas supuestas vacaciones,
"Estados Unidos autoriza el uso de aviones no tripulados para combatir en Libia".
(el país.com)

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Un cartel del barrio, anónimo, anuncia que aquel vecino era el culpable, el vecino culpable, el más culpable del vecindario, culpable al hablar, pero también al callar, era culpable si escribía, si quedaba en silencio también, era culpable de todos modos, si opinaba o si no lo hacía en las reuniones de vecinos, si decía en el bar lo que pensaba realmente, o si no lo decía y opinaba como los demás que opinaban distinto, siempre culpable, dijera lo que dijese en la calle, en el bar, en la oficina o en casa, hiciera esto o aquello o no hiciera nada, culpable incluso más allá de la vida, decían quienes lo conocían mejor: una vez muerto también se sentiría culpable por haber muerto de mala manera,  o por dejar a los demás a su suerte, en un mal momento para la vida y los vivos. Ni vivo ni muerto, pues, dejaría de ser culpable. Éste era el veredicto sobre este vecino que llegó al barrio en el momento más inoportuno para vivir, seguir viviendo y contarlo.

El suplente del cronista

2 comentarios:

al revés dijo...

Vivimos en un mundo en que los inocentes son culpables y los culpables, inocentes o casi.

robinson dijo...

El mundo al revés, sí. Los responsables de los males son los que hacen de verdugos, y los inocentes son las víctimas. Los verdugos son aclamados por la masa. Las víctimas, humilladas.