domingo, 23 de agosto de 2009

EL DEDO MANCHADO DE TINTA, II: COMENZARON LAS AMPUTACIONES























- Anne Clark - Poem Without Words

La Vanguardia.es
Cortan los dedos a dos afganos que habían votado
Los tenían manchados de tinta, prueba evidente que habían emitido su voto

Talibanes, mafias y rivales políticos amenazaron a los votantes: menos del 50% fue a las urnas

PLÀCID GARCIA-PLANAS Kabul/Enviado especial 23/08/2009 Actualizada a las 01:36h
Samad (pide no desvelar el apellido) es de Kabul y tiene un negocio de alimentos en Jost, una pequeña provincia fronteriza con Pakistán llena de talibanes y militantes de Al Qaeda.
Samad, de 35 años, votó en la capital y no se atreve a regresar a Jost con la tinta electoral tiñendo su dedo índice. Lo desvela con cierta vergüenza: intentó quitarse la tinta azul morado rascándose la piel con una piedra y el resultado ha sido todavía peor.
(...)
Lo cierto es que al menos seis millones de afganos mojaron el jueves su dedo índice en los potes de tinta electoral: ha corrido la información de que los talibanes paran a la gente en controles de carretera para ver dedos, y ayer aparecieron las primeras denuncias de amputaciones.

Nota del suplente
Todo es cortar. Cortar esto, cortar aquello. La vida cortada por la mitad. La vida a cuartos, o mejor sírvala más troceada. Y luego dicen algunos críticos delicados que es exagerada y demasiado sangrienta la obra de Shakespeare, "Tito Andrónico", donde los miembros de la familia del noble romano Tito, para vengar la violación y mutilación de las manos y la lengua de Lavinia (hija de Tito) y las cabezas cortadas de otros dos hijos, cocinan un tortel relleno con la carne de los hijastros del emperador Saturnino, que servirán en una cena de agasajo al emperador romano y a su esposa Tamora, madre de los hijos cocinados:

Ja són tots dos aquí, rostits a dintre
d'aquest tortell, que amb boca tan ganuda
se'n ve de regalar llur pròpia mare,
menjant carn que ha parit ella mateixa.
(Titus Andrònic, trad. Josep M. de Sagarra)

En pleno siglo XXI, los humanos seguimos descuartizando carne humana en las carnicerías del tercer mundo. Y estas amputaciones no son teatro de alta calidad, sino ejemplos morales de otra creencia, de otra ideología.

El suplente del cronista

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