martes, 28 de abril de 2009

EL AZAR ENTRA EN LOS MUSEOS

Fotografía: Matilda Sagan, Un balcón del barrio de la Barceloneta





Hoja informativa del Museo


EL ARTE Y SUS RIESGOS
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VISITANTES IMPLICADOS
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O EL AZAR Y SUS DADOS HAN ENTRADO EN LOS MUSEOS, COMO HUBIERA DICHO MALLARMÉ


En el "Museo de Arte Contemporáneo de Barcelona" (MACBA), para visitar una de las instalaciones del artista brasileño Cildo Meireles, titulada A través, cuyo suelo se compone de una gruesa superficie de cristales rotos (unas ocho toneladas) sobre la que los visitantes pueden andar, te hacen firmar una hoja informativa antes de entrar en la instalación, donde se indica que el Museo queda libre de toda responsabilidad en caso de caída o resbalón del visitante sobre los cristales rotos, a semejanza del informe que te obligan a firmar en los hospitales en caso de intervención quirúrgica.

Interesante performance. Azar. Posibilidad de Accidente. Angustia en el Museo, que diría Kierkegaard, precavido. Sangre en el museo. Arte vivo, teatro vivo, escenario de la crueldad, como diría Artaud, gesticulando.

En otra exposición-instalación, la de Isabel Coixet en Homenatge a John Berger (con un magnífico diseño arquitectónico de Benedetta Tagliabue), en el nuevo "Arts Santa Mònica", de Barcelona, hay también un aviso a la entrada de la instalación carcelaria, donde se informa que deben llevar cuidado con la cabeza los visitantes que midan más de 1,90 m. de altura.

Un visitante de 1,78 m. de altura

1 comentario:

JX dijo...

Realmente ir a un Museo se vuelve peligroso día a día.
Y es que hoy en día, para ir a según qué museos, es aconsejable y necesario ir bien equipado, llevar ciertos objetos protectores que te ayuden a moverte con una cierta seguridad entre las obras o su puesta en escena.
Ante todo hay que llevar una buena linterna, que nos ilumine y nos ayude a deambular por los espacios laberínticos de las salas, sumidas en la más estricta oscuridad. Unas veces el artista nos exige introducirnos y pisar con precaución la superficie de su obra expuesta en el suelo, compuesta de materias peligrosas como astillas de madera, montones de cristales rotos, etc. Otras, es en la puesta en escena donde está el peligro, ya sea realizada por el propio autor o por sus colaboradores, siendo casi imprescindible llevar siempre en el bolsillo una cinta métrica para medir las dimensiones físicas de la obra, y evitarnos así más de un chichón.
Y es que el arte contemporáneo se parece cada vez más a una obra de ingeniería o de ingenio, en que se le exige al espectador su atenta colaboración, no sabiendo a ciencia cierta a qué peligros nos exponemos al accionar o someternos al funcionamiento de tales mecanismos artísticos. Por eso es mejor ir preparados para cualquier posible accidente, más o menos artístico.

Una espectadora pánica