lunes, 16 de marzo de 2009

EL CHICO DE LA FARMACIA

Poema visual, La niña del barrio y su amigo el cuervo

Soy el chico de la farmacia, el ayudante del farmacéutico, y es verdad lo que una cliente, "Boquita pintada", ha dicho sobre la logia masónica situada en una esquina de la calle Aviñó. Pero no es cierto que yo tenga un familiar masón: mi tío es poeta, pero no masón, con todos los respetos por la lucha de liberación masónica, que conozco a través de algunos clientes.

Aquí, en la farmacia, conocemos a todo tipo de personas, como pueden comprender. Desde yonquis a poetas, pasando por amas de casa, prostitutas, jubilados, matrimonios, niños, policías, pequeños traficantes, sacerdotes catalanes de paisano (un par), monjas y monjes extranjeros con hábito azul (bastantes, y realizan una gran labor social en el barrio, y en las misas dicen las historias de la Biblia de otro modo, con más sentimiento).

En cuanto a mí, qué decirles, también escribo poesía al igual que mi tío, y aún no he publicado nada, pero sí que participé una vez en una lectura pública en el "Centro Cívico del Pati Llimona". Hace un par de meses, junto con otros vecinos del barrio que también escriben, hemos formado un colectivo de poetas. En breve, además de proseguir con las lecturas públicas, tenemos la intención de crear una pequeña imprenta para editar nuestros poemarios y distribuirlos por las librerías y los bares del barrio. Estamos buscando un pequeño local, o mejor dicho un rincón de local. Ahora, de momento, aquí en la farmacia podemos utilizar un cuartucho del almacén, que nos cede mi jefe, el farmacéutico (aunque él es de prosa, dice, prefiere una buena novela clásica, bien escrita y sin tanto delirio poético). También tendremos en el mostrador de la farmacia, para empezar, los libros de poesía que vayamos editando, a disposición de los clientes y al precio de 4 euros cada ejemplar (precio de coste más o menos).

Poesía en verso rimado, poesía en verso libre, poemas en prosa o prosas poéticas, poemas visuales, todo lo que tenga un aire poético será bien recibido en nuestra colección, abierta a todo el mundo, pero con especial dedicación a los poetas del barrio, como es natural. Les adjunto como muestra el poema visual de una chica del barrio, poeta e ilustradora de cuentos infantiles. Cuando viene a la farmacia (por cierto, es amiga de "Boquita pintada"), siempre me dice que debo leer más a Allan Poe si quiero comprender el sentido de los poemas visuales que ella dibuja en la pared. Y yo siempre le respondo que es mejor, para un poeta, leer a Rimbaud (que se llama como yo, Arturo).

Arturo, el chico de la farmacia

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