miércoles, 19 de noviembre de 2008

Marcel Proust / EL TEJIDO DE LAS PALABRAS, I

Marcel Proust en Venecia

















Albert Marquet, La playa de Fécamp

YouTube - Marcel Proust


PREFACIO

En realidad, como ocurre con las almas de difuntos en ciertas leyendas populares, cada hora de nuestra vida se encarna, y se oculta en cuanto muere, en algún objeto material. Queda cautiva, cautiva para siempre, a menos que encontremos el objeto. Por él la reconocemos, la invocamos, y se libera. El objeto en donde se esconde –o la sensación, ya que todo objeto es, en relación a nosotros, sensación-, muy bien puede ocurrir que no lo encontremos jamás. Y así es cómo existen horas de nuestra vida que nunca resucitarán. Y es que este objeto es tan pequeño, está tan perdido en el mundo, que hay muy pocas oportunidades de que se cruce en nuestro camino. Hay una casa de campo en donde he pasado varios veranos de mi vida. He pensado a veces en aquellos veranos, pero no eran ellos. Había grandes posibilidades de que quedaran muertos por siempre para mí. Su resurrección ha dependido, como todas las resurrecciones, de un puro azar.

Marcel Proust, Ensayos literarios, I.
(trad. José Cano, Alianza Ed., Madrid, 1970)


LA SEGUNDA MIRADA, EL SEGUNDO RECUERDO

Es sabido que Proust no ha descrito en su obra una vida tal y como ha sido, sino una vida tal como la recuerda el que la ha vivido. Pero incluso esto se ha dicho de una forma imprecisa y excesivamente burda. Porque aquí lo fundamental para el autor que rememora, no es lo que ha experimentado, su experiencia, sino la misma forma de tejer el recuerdo, el trabajo de Penélope al hacer memoria.

Walter Benjamin, Sobre una imagen de Proust
(Assaigs de literatura contemporània, trad. Pilar Estelrich, Columna Ed., Barcelona, 1981)



DEL CALENDARIO DE LOS HECHOS AL CALENDARIO DE LOS SENTIMIENTOS

Su indiferencia al separarse de Albertine al final de una jornada en Balbec, se transfoma en la más horrible de las ansiedades a causa de una simple observación que ella dirige a su tía o a una amiga: “Entonces, mañana a las ocho y media”. El acuerdo tácito de que el futuro puede ser controlado queda destruido. El acontecimiento futuro no puede ser examinado, sus implicaciones no pueden ser comprendidas, hasta que se encuentre definitivamente situado y se le asigne una fecha.

Samuel Beckett, Proust
(trad. B. Álvarez, Ed. Península, Barcelona, 1989)


Fanfan la Tulipe




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