miércoles, 1 de octubre de 2008

La sociedad lectora

¿Qué se ha de hacer con tu manifiesto? ¿Dónde se firma?
De todas formas, Alberto, creo que esta cuestión requiere un contexto sociológico para comprenderse mejor. Todo lo que dices, cómo no, lo suscribo. Pero, ¿de verdad crees que ese es un problema de los escritores?
Los escritores tienen siempre la devoción de la forma y la necesidad de la creación, de la innovación. Lo tienen todos. En el camino unos van quedándose aquí y otros allá. Unos antes y otros después.
¿Dónde está el verdadero problema? Creo que en la sociedad lectora. Quien exige modelos decimonónicos en la novela no son los escritores, sino los lectores. O mejor, los compradores de libros, que es una categoría más influyente que la de los lectores (los lectores de libros en biblioteca, por ejemplo, no crean líneas editoriales; los compradores, sí). Son los compradores quienes se empeñan en modelos literarios que comprenden y les satisfacen. Ante esta situación, un escritor sabe que, si se adecua —con mayor o menor gracia, estilo, inteligencia, dignidad...etc— a lo que los compradores quieren, la sociedad le premia considerándolo un escritor. Dándole un salario de escritor. Si un escritor investiga, rompe, indaga... en el camino no sólo cada vez se ve más solitario, sino que además nadie le considera un escritor. No creo que esta cuestión sea comparable a las vanguardias, por ejemplo. En las vanguardias los grupos minoritarios fueron quienes se arrogaron el papel de dispensadores de títulos de escritor. Eran pocos, pero eran un grupo con intervención directa en la sociedad. Hoy la sociedad es la vanguardia (todos lo dicen) y apartarse de ella es sano para la literatura pero insano para la autoestima del escritor.
No sé si me he explicado bien.
De todas formas, tienes razón en dar un aviso a los que se tuercen con tanta facilidad, sin que nadie les dé nada a cambio, sólo con la esperanza de recibirlo
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JAC

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