miércoles, 1 de octubre de 2008

Crudeza Crítica

Me has dejado apabullado con la sana "crudeza crítica" que has elaborado antes de la cena. Gracias por "los destellos" que me atribuyes, aunque yo lo veo como una pura necesidad espiritual (me dirás "romántico", otra vez, "vanguardista romántico", ¿te imaginas?). Respecto a los experimentos de Nocilla, completamente de acuerdo con tu apreciación, y más si antes hemos leído al William Burroughs de "Exterminador", el de los relatos más elaborados, y a J.G. Ballard (éste más irregular y peor escritor, pero original en el lenguaje del "nuevo futurismo angustiado" ). Con ambos se puede hacer una buena masa de Nocilla (sin olvidar los aceites de la "Generación X"). Y es verdad que Saramago puede aburrir al gato más travieso.
Lo que yo atribuyo a una pereza particular, a una desidia personal del creador, tú, José Ángel, lo generalizas y lo incorporas al ambiente social, cultural, también mediocre. Estoy plenamente de acuerdo. Aquí todos somos mediocres, afirmas, en una visión valiente, pero quizá ahora demasiado dura y pesimista. Pero al afirmarlo así, de manera tan rotunda, tan despojada como en la mística, creas una catarsis, una posibilidad liberadora de mediocridades, al menos para quienes no temen (no tememos) la crítica ajena ni la autocrítica literaria. A falta de una crítica sana y demoledora dedicada a los "santones intocables", y de una crítica iluminadora de lo que no se ve a primera vista, son imprescindibles valoraciones críticas como las que me participas, unos juicios estéticos que valoren la obra en sí, no la marca ni la firma enmarcada para bobalicones. Santones y bobalicones, todos con la boca abierta y el bolsillo prieto, como en el pasado (no es fácil cambiar de costumbres ni de trayecto). Pero ahora vestidos con una piel futurista de tigre, sintética pero agresiva, de corte y color a la moda, aunque, si miramos bien el traje, "la moda es lo que pasa de moda" ("démodé", como decía Coco Chanel).
Continuaremos despellejándonos con otros temas, o con variaciones sobre el mismo tema, espero y deseo, en busca de fibras y tejidos más naturales para el vestido. En busca de riesgo y catarsis. Lo demás, no importa.
AT

3 comentarios:

MCM dijo...

Me parece muy interesante lo que planteas tú ,Alberto, y lo que te responde José Angel.Hay de todo un poco: el artista que busca nuevas formas, el que se acomoda a lo que pide el mercado,el mediocre,etc.
De todos modos lo que creo que abunda en el panorama literario actual tanto en la novela como en la poesía es el afán por el triunfo lo más rápido posible,por aparecer en cuantos más suplementos de prensa mejor. Hay una especie de prisa por ser llamado a foros diversos, ser entrevistado, sonar, sonar, estar siempre presente cuando el verdadero artista ha de ser en todo momento un ser solitario más allá de la inmediatez, precisamente para que su labor de investigación,de búsqueda pueda dar un fruto.Eso no quiere decir, desde luego, que los resultados de la investigación sean siempre fantásticos, pueden ser mediocres, por qué no.En cada generación aparecen pocos artistas verdaderamente importantes por su originalidad, modernidad o visión de la obra y precisamente para que esos pocos puedan sobresalir se necesita siempre un cojín de apoyo que lo constituye ese grupo de artistas que llamamos mediocres pero que, a mi entender, cumplen una función que no es desdeñable.
Yo no tengo muy claro si el artista ha de ser un testigo de su tiempo o predecir el futuro o inventarlo o ninguna de las dos cosas.
MCM

MCM dijo...

Blogger MCM dijo...

Me parece muy interesante lo que planteas tú ,Alberto, y lo que te responde José Angel.Hay de todo un poco: el artista que busca nuevas formas, el que se acomoda a lo que pide el mercado,el mediocre,etc.
De todos modos lo que creo que abunda en el panorama literario actual tanto en la novela como en la poesía es el afán por el triunfo lo más rápido posible,por aparecer en cuantos más suplementos de prensa mejor. Hay una especie de prisa por ser llamado a foros diversos, ser entrevistado, sonar, sonar, estar siempre presente cuando el verdadero artista ha de ser en todo momento un ser solitario más allá de la inmediatez, precisamente para que su labor de investigación,de búsqueda pueda dar un fruto.Eso no quiere decir, desde luego, que los resultados de la investigación sean siempre fantásticos, pueden ser mediocres, por qué no.En cada generación aparecen pocos artistas verdaderamente importantes por su originalidad, modernidad o visión de la obra y precisamente para que esos pocos puedan sobresalir se necesita siempre un cojín de apoyo que lo constituye ese grupo de artistas que llamamos mediocres pero que, a mi entender, cumplen una función que no es desdeñable.
Yo no tengo muy claro si el artista ha de ser un testigo de su tiempo o predecir el futuro o inventarlo o ninguna de las tres cosas.
MCM

4 de octubre de 2008 18:55
Suprimir

JAC dijo...

MCM, fíjate, tampoco es del todo malo ese afán por el triunfo: no es más que la adaptación al medio, clave del triunfo de las especies. Hoy, la sociedad literaria (revistas, suplementos, escaparates de librería...) sólo admite los nombres triunfadores. Se abre cada día un abismo mayor entre quienes tienen detrás marketing y quienes no tienen nada más que una ilusión. Quien quiera escribir como medio de vida sólo le queda una opción: subirse al carro de los triunfadores. El resto es el desierto. El problema no está en el escritor, sino en un medio en el que se han roto los matices, las gradaciones, las búsquedas.